martes, 2 de junio de 2009

Jaime Ruiz Otis



Sobre la(S)obra(S) de Jaime.

Por:

Adriana Monna. (adrianamonna@hotmail.com)

Jaime Ruiz Otis. Mexicali, BC. México.1976. Vive y trabaja en Tijuana, BC. México.

“Nunca me imagine de pequeño que me dedicaría a hacer “arte”. Desde que recuerdo me gustaba jugar en los terrenos baldíos o en construcciones abandonadas. Me gustaba ver el paso del tiempo. Lo que quedó. Esto es algo que ahora analizo y con lo que encuentro similitud en mis procesos creativos. Descubrí el arte por mera coincidencia. O quizá el arte me encontró en 1993. Tenía 15 años y desde entonces no he dejado de hacerlo y él (arte) de hacerme”.
-Jaime Ruiz Otis

Se inicia pintando en el taller del maestro Álvaro Blancarte, al igual que muchos de los artistas contemporáneos de Tijuana de su generación; da un salto hacia la instalación, la gráfica, la intervención, el objeto, el ensamble, la escultura no convencional y todas las posibles manifestaciones del arte contemporáneo.
También ha participado en talleres impartidos por figuras importantes del arte contemporáneo, tales como un taller de gráfica con Jan Hendrix, Felipe Erenberg, escultura con Paul Nevin, escultura conceptual con Kyoto Ota, taller de grabado con Karla Rippey, taller de Oscar Ortega, taller de gráfica con Luis López Losa, taller de ensamble con Carlos Zerpa, entre otros.


La obra de Jaime Ruiz Otis, posee signos de evidente singularidad que la hacen irresistible a la vista, interesante en su discurso y compleja en su tecnicidad.
Es un artista que se renueva cada vez que presenta una pieza, al mismo tiempo que logra hacer que sus intereses primordiales permanezcan intactos.
Si bien, la obra de Ruiz Otis se ha alejado cada vez más de la pintura, se podría decir que en algunos de sus ensambles permanece un trazo de las reglas básicas de composición y diseño que le agregan a esos objetos cierta calidad pictórica.
Interesante característica del trabajo de Ruiz Otis es la recuperación de basura y de todo el material posible, residuo de las maquilas de Tijuana y su transformación en piezas de arte; jugando con la plasticidad de lo encontrado.
Utiliza la ironía y el humor, le añade el contraste del origen de los materiales de las piezas, que al mismo tiempo representan las horas de trabajo realizado en la fábrica, y, simultáneamente, pone en evidencia temas actuales, novedosos y otros ya bastante revisados, como la sociedad de consumo por ejemplo, o la industria cultural incluso, pero aún así habla de los temas ya conocidos en un tono renovador que resulta siempre atractivo.

La obra de Ruiz Otis es relevante en la actualidad no sólo por la riqueza de sus propiedades plásticas, sino también porque ofrece múltiples lecturas visuales; al mismo tiempo que deja un margen de interpretación libre apto para cualquier público.

Una de las principales preocupaciones e intereses del artista recae en el simple ejercicio de reunir materia prima para la elaboración de cualquier pieza; el proceso de recolección podría denominarse como una actividad performática que realiza cada vez que sale a adquirir “materiales de arte”, en este caso, la basura de las maquiladoras de la ciudad. Esta actividad performática realizada por el artista podría transformarse en la pieza de arte en su totalidad, pero es sólo el principio de un proceso más complejo y profundo; incluso, pudiera traducirse en un proceso meditativo de origen Zen, en el cual la obra por sí sola se realiza en conjunto con la reproductibilidad mecánica de los materiales mismos.
La obra de Otis promueve en varios sentidos la cultura go green; me atrevo a comparar su obra con algunas piezas de arte povera de finales de los sesenta e incluso con algunas piezas de land art; por supuesto, llevada a distintos niveles, situada en un ambiente actual y enteramente nativo y célebre de la ciudad de Tijuana; ya que en sus piezas podemos encontrar desechos de todo tipo, de diversos tamaños, colores y texturas, pero, con la constante de que todos ellos tratan de desechos de maquiladoras.

La obra de Ruiz Otis es interesante, atractiva y relevante; tres adjetivos que junto con muchos otros se apilan al momento de hablar de este artista y de su multifacética producción que es vasta e impredecible, al igual que su área de trabajo: Tijuana, la obra de Ruiz Otis podría ser materialmente una de las grandes soluciones para el desequilibrio ambiental de las últimas décadas; si todos los artistas recicláramos un poco más se tendría una ciudad si no más limpia, al menos con más conciencia para no ensuciar.
Al igual que Tijuana, la obra de Ruiz Otis es una obra honesta, que es todo lo que enseña, y, que al mismo tiempo, ofrece a descubrir ciertos espacios ocultos listos para salir a la luz y volver a esconderse de inmediato para una vez más a sorprender al momento de ser redescubiertos.

No sólo ofrece un nivel de comunicación unidimensional, la mayoría de sus piezas invitan al espectador a entrar y salir cuantas veces sea posible y cada vez que esto sucede, las lecturas se renuevan, se refrescan e incluso pueden llegar a re-significar en múltiples casos; provocando una serie de variantes conceptuales ofrecidas por el artista y las sugeridas por terceros.

La obra de Ruiz Otis, en su totalidad, muestra un gran compromiso con sus intereses personales, que abarcan las inquietudes más primarias de su infancia como: ¿hacia donde va la basura? Pregunta que hizo a su abuelo cuando niño; o las reminiscencias de sus inicios como un artista con bajos ingresos que tuvo que recurrir al reciclaje y que en la actualidad esa misma actividad es el eje central en toda su producción artística.
Lo que más se puede disfrutar y discutir de los diversos valores de su obra en general es que su compromiso con la estética es evidente; se utilizan la ironía, el juego, el desperdicio y el reuso como categorías formales para denominar sus procesos; y a pesar de que el componente de las piezas es basura, el público jamás tendrá relación con ella; nunca se ha visto una sola partícula que haga al público pensar por un momento en que la obra está cumpliendo con un segundo o tercer o cuarto o x número de uso.

Se podría decir que las piezas mantienen directa relación con algunas piezas de listo y hecho de principios del siglo XX. Sus características readymadeianas nos podrían indicar incluso que es un descendiente directo del readymade, con un Twist en Pop, y el cuidadoso empleo de un discurso elaborado, creativo, con sentido del humor pero a la vez formal, obviamente heredado del arte Conceptual e incluso de Fluxus.

Toda una ecléctica y bien lograda mezcla de componentes importantes del arte del siglo XX, añadiéndole su particular firma bajo el contexto de la actual Tijuana; la obra de Ruiz Otis es una de las más relevantes en el arte contemporáneo no sólo de la ciudad, creo que de la escena nacional en general.

Análisis de la Plástica en el Noroeste
Mtro. Roberto Rosique
Junio 2009

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. falta rigurosidad en este artículo, performatividad? zen? readymade?, se utilizan términos muy a la ligera. no hace falta utilizar estas categorías, es posible hablar de las obras directamente sobre todo si se tiene claro el punto de vista.

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