Ruiz Otis inicia pintando en el taller del maestro Álvaro Blancarte, como muchos de los artistas contemporáneos de la generación de Jaime, y da un gran salto hacia la instalación, el grabado, el arte objeto, la escultura [no en su aspecto tradicional] rápidamente. Participó en talleres impartidos por grandes maestros del arte contemporáneo como Jan Hendrix, Felipe Erenberg, Paul Nevin, Kiyoto Ota, Karla Ripley, Oscar Ortega y Luis López Losa.
La primera pieza que recuerdo haber visto de Jaime Ruiz Otis es una de la serie que hizo con "foil" de oro rescatado de algún contenedor de basura de maquila. No precisamente una pintara, aunque recuerdo haberla visto clasificada como tal, ya que estaba sobre un lienzo de gran tamaño, con trazos que representaban los enormes bodegones de las maquiladoras ,que tan familiares son para nosotros, con perspectivas irregulares y algunos toques de color.
Al ver esta pieza, me causó gran impresión ya que yo me encontraba empezando a entrarme más a fondo en el arte contemporáneo local, esto era lo más alejado de lo tradicional en la pintura que mis ojos habían observado. Una pieza muy contundente con los temas cotidianos de la ciudad de Tijuana, materiales y técnica con el mismo peso que, según las palabras del mismo artista, van dictándole la manera de utilizarlos, va aprendiendo la misma técnica y descubriendo nuevas en el momento de producir, siendo parte del proceso; una pieza muy honesta, a doc a los procesos de la ciudad.
Lo siguiente que me tocó ver de su obra fueron los grabados, también de gran formato, "Registros de labor / Trademarks" los cuales registra, como propiamente lo indica el título, el trabajo de las maquinas de maquiladoras sobre unas placas de metal y plástico (acrílico). Son marcas que de crear o tallar la placa repetidamente, va dejando rastro de lo que se crean con dicha maquina. Estas placas, descartadas por su uso ya como basura, Jaime las toma y con una mano de entinte, se graba en el papel. El grabado ya estaba hecho en la placa, pero la intención y la utilización de dichas placas como un grabado y una pieza, no estaba hecho.
Es esto característico en el trabajo de Ruiz Otis, la recuperación de basura de las maquiladoras de Tijuana y transformación de ella en piezas con ironía y contraste del origen de los materiales de las piezas pero al mismo tiempo representan las horas de trabajo realizado en la maquila al igual que pone en evidencia la sociedad de consumo. Un buen ejemplo de esto, que la verdad toda su obra lo es, es la instalación que consistió en tapizar totalmente un espacio de un museo con "foil" de oro. Al estar presente en ese espacio dorado totalmente, da una impresión de valor, de estar en un espacio con un magnífico valor, brillo deslumbrante pero al mismo tiempo este foil fue descartado como basura antes de estar cubriendo estos muros y aun muestra marcas similares a los grabados "Registros de labor" que te regresa a la realidad de la pieza.
La escultura en la producción de Otis, al igual que su pintura, carece de elementos tradicionales de lectura que se aplican a piezas escultóricas, pero contienen un fuerte aspecto escultórico. Son instalaciones escultóricas, muchas de ellas piezas funcionales como sus "Cajas de lluvia" compuestas de contenedores de plástico de diferentes colores con un sistema interno de mangueras que hace circular dentro de ellas un tipo de fuente creando un pacifico sonido de agua corriendo, en movimiento dentro de estas torres de plástico que se te presentan. Otra pieza con gran aspecto escultórico es el "tapete Radial" compuesto de neumáticos unidos con cinchos de plástico. Es un área circular totalmente negra, fácilmente identificas las piezas de llanta que la componen. A pesar de que las piezas están hechas por lo que llamemos desechos y basura, la estética nunca se ve comprometida ni relacionada con la basura, es claro que un cuarto de museo con muros dorados no nos hace pensar en basura, cajas de plástico que suenan serenas con agua no nos recuerdan a lo que normalmente vemos en un basurero, para mí, otro punto importante claramente delimitado en el trabajo de Jaime.
El trabajo de Otis es una representación y un reflejo de los procesos cotidianos de la cuidad que habita, de la dirección que el país esta tomando todos los días y de la sociedad de consumo mundial, característica por ser desechable. Lo que quedó es lo que conforma sus piezas, acciones propias del nuevo pensamiento ecológico de rehusar/reutilizar sin tener esa connotación explícitamente en la obra, simplemente es parte del proceso, quebrar con el consumo de los materiales tradicionales del arte y así siendo aun más contundente con el discurso crítico del consumo.
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